YO TE INCREPO ... ¡OH! ... ¡INJUSTICIA!
Hoy más que de costumbre siento
a mi alma recostada la tristeza
como enseña de múltiples atrocidades
por mis ojos devoradas.
El monstruo irracional sigue avanzando,
parece que no le debilitaran
los embates de sus víctimas
y una vez más levanta su garra genocida
para descargarla con fuerza devastadora
sobre sus frágiles e inocentes vidas.
Es la bestia que engulle con afanosa furia
las libertades y derechos
para después hacer gala
de su robustez diabólica.
¡Oh! ... ¡Injusticia!
Te arrastrarás subrepticia hasta tu muerte,
porque jamás los hombres te daremos licencia
para transitar sobre la tierra.
La historia nos ofrece categóricos balances
en lo tocante a tu pestilente existencia.
¡Oh! ... ¡Injusticia!
Habrás olvidado acaso que tus engendros satánicos
jamás cobran madurez
y terminan sucumbiendo
por mandato de la cordura
en asocio con la fraternidad.
Ya intentaste la germinación
de tu proterva semilla
en el viejo continente.
Y acaso no te diste cuenta que la tierra
jamás será propicia para producir el fruto:
¡De tu apestosa maleza!
Ahora has querido probar tu cosecha
en el nuevo mundo, América Latina,
pero muy pronto terminarás siendo derrotada.
¡Oh! ... ¡Injusticia!
Aquí también la vida se resistirá:
¡Hasta el final!
Desde ya te anunciamos con toda seguridad
que jamás nos dejaremos
envolver por tu podredumbre.
La vida sabrá asestarte el último golpe.
¡Oh! ... ¡Maldita injusticia!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino