danelbi franco cordero

El alma abierta a sentimientos.

No puedo decir; que me

Gusto desde momento que la vi,

Mas sin embargo debo afirma

Que su dulce mirada e inocente sonrisa

Y esa ternura que brota de su alma

Fueron los motivos y las causas

De habedme ilusionado.  

 

Y solo puedo escribir de aquella tarde

Que la conocí; que no me cansaba de mirarla

Mirarla y observarla

Era para mí

Estar viendo el paraíso.

 

Que me encantaba mirarla distraída

Que visitaba el cielo cada vez

Que miraba sus ojos

Que adoraba sus lunares

Y su cuello me parecía el paraíso.

 

Que era imposible no desvelarse

Mirado sus ojos;

Eso ojos que al mirarlo

Era como estar viendo

Dos luceros que iluminaban en la oscuridad.

 

¿Y qué te escribo de su bella sonrisa?               

Esa sonrisa que embellece su alma

Esa que hermosea su rostro

Esa que a verla sonreír era como si sintieras

La alegría de todas las flores del mundo.

 

 No solo tienes la belleza física

También llevas contigo esa belleza de alma

Esa que se refleja en tu rostro

Y se da a revelar o se hace manifiesta

 Al momento que sonríes.

 

Que quizás tanta hermosura se debió

En aquel momento que Dios le estaba creando

Y se le pasaron las cantidades

Exactas de amor y belleza

¡Oh Dios solo quería presumir

 ¡La belleza de un ángel aquí en la tierra!

 

Y solo me cuesta decirte

Que no quiero que cambies;

Pero si quiero que crezcas

Y seas mejor cada día.

 

Quiero que alcances tus sueños

Te respecto, confió en ti

Y te admiro por la gran persona

Que eres.

Esa belleza está sellada en tus ojos.
Pues es ahí donde está la entrada a todo
y que escondes al bajar la mirada.

Un sello claro, con un tesoro infinito.