Un recuerdo, cual brisa de verano
la instala sin piedad en mi conciencia.
Delátan del ayer que está lejano
aromas de alelíes, su presencia.
La acepto entristecido y con desgano
pues vuelve para herirme sin mi anuencia
Si el odio y el amor, van de la mano
será siempre el destino la demencia.
Desde antaño debió ser ella olvido
la sombra entre las sombras, sin sentido
En mi cielo, una nube pasajera.
Marcharé a la tumba, sin un reproche
de los días de sol, que fueron noche
por amar y morir, a mi manera.