Cada día es más tarde para ti.
Venías, ligera de penas, a darme una ilusión
Y yo dudo de ti como de las noches sin luna
Querías librarte de mi angustia,
Mi corazón se mece en su cuna
Esperando que el desengaño vuelva.
Ay, la amarga sensación de no creerte
Si hiciera caso a mis instintos
Sería justo y precioso el perderte
Matar el recuerdo y disipar su humo
El ayer no es dueño de nadie
Y tú aún me atas; y cada vez con menos fuerza
La luz que anuncia un nuevo día
Me promete otra esperanza
Pues la tuya está ya marchita