Mi camino está llegando al fin de su campaña,
lo siento en esta noche llena de revuelos
que van nadando al compás azul del cielo,
mientras bebo unas burbujas de champaña.
Mis labios se han llenado de silencio convencido,
pues mis montañas y mis ríos se han marchado
dejándome recuerdos en pañuelos ya mojados;
entre lunas de olvidos, las miserias han venido.
Yo misma ya no sé por qué me quejo
ni sé que busco, si la calma del silencio
o la locura entre los fuegos del bullicio
que entre fríos bronces, recorren el espejo.
Tal vez mañana volveré a estar viva
como el vértigo fugaz de una ruleta,
y con mi copa del festín vacía iré resuelta
por la ruta del placer, caminando altiva.
Jugadora fui de sueños imposibles,
de mi vida rescaté el sol del crepúsculo
con aromas de bosques encantados
revueltos en dorada cabellera de arena.
¡Oh, tenaz y oscuro desaliento,
deseo embriagarte con licores de inconsciencia...!
¡Aléjate del triste horizonte de inocencia
donde loca, bebí el hechizo de tu aliento...!