Quiero elevar este cántico en honor
al mirífico cuerpo que me embriaga
al numen que hace brotar del poeta
sus más hermosos versos
a la divinidad masculina que me tiene
presa de deseo
Tu boca férvida de sabores exquisitos
Tus brazos acérrimos
el placer insaciable de tus besos
avizoran la perdición de mi alma
¿Cómo no pecar ¿
Si tu cuerpo es como la manzana que
el Edén te invita a probar
La noche me susurra tu nombre
tú figura me atrapa, me enloquece
me enciende,
me invitan a envolverme entre la seda de tus manos
a condenarme en ese fuego de tus labios
y a entregarte el alma que con un
beso ha sellado el pacto
de vivir a tu merced
Quiero elevar este cántico
al Dios de mis delirios
a la inspiración de este poema tan
querido
Y al latir de este corazón que solo vive
para escribirle entre líneas
la idolatría de esta mujer
que ha jurado por el mismo cielo a
amarlo eternamente.