No quiero que te vayas nunca.
No quiero que te marches así,
de esta manera.
No quiero que dejes de abrazarme
y de decirme que me amas.
Olvídate de lo que piense el mundo,
porque sabes que el único mundo que existe
es el que vela por nuestras almas.
Ayer en lo oscuro de la noche,
tras un eterno y cálido beso
en el que los dos nos fundimos
en el dulce aroma de nuestros labios,
me miraste con los ojos húmedos
y el rostro enrojecido
todavía por la timidez de nuestros actos,
y me dijiste con voz temblorosa
Tu corazón y el mío ahora son uno,
nunca podré dejar de amarte
si tú también me amas.
Sabes que estas palabras podrán acallar
aquellos ecos que intentaron separarnos
desde el primer momento que nuestras
almas se unieron.
Escucha solo lo que tú corazón junto al mío te pide,
y no te dejes arrastrar por esas voces
sedientas de inquina.
No estoy preparada para perderte.
No estoy preparada para dejar de amarte.