Ahora el banco de parque está vacío,
tu ausencia dejan gotas de rocío
en mis ojos de lloros al atardecer,
reflejando al sol de tu cálida presencia,
por la luna de tu ausencia.
Y llegará la noche a cubrir mi ser
pues no te podré volver a ver.
El frio de mis lloros
harán tiritar mis huesos.
La sabana fría cubrirá mi rostro
cuando llegue al alba.
Que noche más larga me espera.