Todos tenemos un tesoro codiciado,
pero ninguno como los momentos vividos,
ya que nadie podrá de nosotros arrancarlos;
ni nunca podremos volver a vivirlos.
El ayer guarda nuestros sentimientos,
aquellos que hicierón vibrar nuestras almas,
aquel ayer donde regalamos nuestro amor al viento;
aquel ayer que llevaba mi amor a tu lado en cartas.
La inocencia fué nuestra mejor amiga,
nos entregamos a ella sin pensarlo,
cada mañana depositaba un beso en tu mejilla:
y con la mirada te decia cuanto te amo.
Mas el tiempo entre nosotros solo fué prestado,
llego el dia que tu alma partió al cielo,
llego el dia que vive en mi grabado:
mas el tiempo no borrará cuanto te quiero.