Amigo mío,
cuídate del que pide prestado.
Fíjate bien en quien a ti se acerca
requiriendo tu sudor y el fruto de tu ingenio.
Quien busca prestado suele mostrarse
con el rostro humilde y
sencillo; manso como un corderito.
Así se pone cuando quiere algo;
empero, luego, cuando llega
el día de la honra,
de devolver lo que se le dio,
entonces se torna quejumbroso,
esquivo, distante y difícil.
El mala paga gusta de esconderse
como la sombra en la oscuridad.
Sus pretextos son inacabables.
Siempre dice hoy no,
mañana sí; pero el día nunca llega.
Si te descuidas,
él no solo te llevará a la ruina
y acabará con tu sueño,
sino que tendrás, posiblemente,
al peor enemigo;
alguien que solapadamente
deseará tu muerte para así
librarse de tus exigencias
y del compromiso.