Dicen que no puedo amar
porque las penas olvido,
a este mundo yo he venido
a disfrutar, no a llorar.
Cuando niño me decían
que era rebelde sin causa,
porque jamás hago pausa
para sufrir de agonías
Venero la libertad
como la quiere el quetzal,
natura dio potestad
para aprender a volar.
Tanto amor puedo brindar
como da agua una tormenta,
pero mi alma no alimenta
la insensatez de penar.
Como el cóndor se deleita
en el espacioso cielo
mi espíritu alza su vuelo
como una rauda saeta.
Pueden a mi alma causar
muchas mortales heridas,
pero siempre amo la vida
pues mucho nos puede dar
Autor: Aníbal Rodríguez.