Hoy mi talla será jiquí cubano:
para sacar al pensador severo
que sólo piensa, evoca…un Sol lejano,
sus ideas consume por entero.
Ya sin lengua conversa con la mano
y se excusa por no tener dinero
para pagar mi arte de artesano,
mas, me pide entre risas, un sombrero.
Después con sus ojazos pide trigo,
manzana, uva, dáctil y cereza,
con el mejor empeño lo consigo
y le pongo el frutero en la cabeza.
¡Ay, me impiden poner en el ombligo
la trompa que declara la riqueza!