Bajo la ventana, tendida en el suelo,
mi triste figura espera el sosiego.
Es la última noche que brilla mi luna,
no habrá más dolor, no habrá más tortura.
Brota de este cuerpo hilaza escarlata,
teje una alfombra, líquida y cálida.
El tiempo en mi mente remueve recuerdos,
de cuando nuestros tiempos, parecían buenos.
Lejos ha quedado ese hombre que fuiste,
mis quebrados huesos, dicen que no existe.
Mataste con furia el amor que sentía,
con cada puyazo cayó en agonía.
De nada servía implorarte clemencia,
tus ojos brillaban con odio y demencia.
Aprendí a velar tu estigma de ira,
con gafas oscuras y un mar de mentiras.
Hoy día de invierno, es mi Independencia,
aunque no lo quieras, te dejo mi ausencia.
Con puños de mármol me cambiaste el rumbo,
irónicamente, lo apartan del tuyo.
Minuto a minuto mi cuerpo se enfría,
ya no te veré y lloro de alegría.
Es la última noche que brilla mi luna,
no habrá más dolor, no habrá más tortura.