De noche las farolas encendidas
con cierta neblina a su altura,
Yo, paseando debajo con paso relajado,
en mi mente aparece Lisboa,
son fotos de mi vida
retazos pequeños de recuerdos,
me siento en un banco húmedo
y mi mente vuela a otros tiempos,
el puerto en silencio por la hora,
viene un marino viejo,
la cabeza baja y andar taciturno,
trae en su mano izquierda una botella,
debe ser aguardiente o ron o ginebra,
da igual, solo desea apagar su mente
y emprender su singladura final,
save que su vida ya no embarcara
y el sólo sabe andar en el mar,
alza la mano,
me saluda y me dice adios,
se veve la botella
y cae delante del puente
el mar encendido por rayos de luna
le alumbra y acuna en su viaje final
P.M Pedro Moroy Gemio