Como la gota, tu voz...
En la profundidad de la montaña,
entre roca y sombra, entre musgo y frío,
cada gota se suma, cada gota hace el llanto,
cada gota que nace hace nacer el alma.
Una vertiente de vida que hará nacer la esperanza
de una nueva vida que florecerá
más allá de la espesura,
más allá de la montaña que naciendo de la nada,
crece y crece desde los rasgos abiertos
de los perfiles del suelo,
corriendo como mensaje de voces multiplicadas
hasta construir los torrentes
que irán multiplicando su fuerza
como la voz de la tierra,
volcanes de fuego, lava encendida y fiereza.
Así puede ser tu voz que partiendo de un balbuceo
se hace coro de muchedumbres
expresando voluntades...
Rompen cercos y alambradas contruídas
para acallar las verdades
de los que con mucha simpleza,
alzan su voz, alzan sus voces
entrelazando sus manos,
como voz única de milenarias protestas.
Es la mujer que en su vientre
ha gestado nuevas vidas,
es el hombre que en un beso de amor
ha aportado su fuerza.
Desde siempre y para siempre,
ha sido la voz que revela, la palabra que expresa
la dignidad de la persona,
la igualdad nacida que grita y llama...
Así como nacemos iguales, en distinta cuna,
nadie al hombre avasalle
y marque odiosas desigualdades.
A cada uno lo que corresponda
a todos sus oportunidades,
la cuna no establece eternas inequidades.
Que el color de la piel, la tierra donde naciste
no señalen diferencias y no repitan dolores
como los de aquel que murió crucificado.
Cada uno aportando su voz
la voz del gran mundo del género humano,
nadie está al frente, todos nos miramos a los ojos,
todos nos ponemos al lado
empujando el mismo carro,
ofreciendo brazos y voluntades
para que este solo sea el gran mundo compartido
entre verdaderos hermanos.