Los senderos por los que he andado siguen vivos,
los pájaros, el viento y las mariposas,
vuelan levemente al compás de las hojas,
y los libros de recuerdos siguen guardados en los archivos.
Este jardín grande , es por suerte un huerto feraz.
Donde crecen fresas, bellotas y algarróbas de forma natural.
El cielo azul, con sus nubes grises forman un marco celestial.
Todo es muestra del poderío de una divinidad capaz.
Afortunadamente conservo la vista.
Y así disfruto del paisaje.
Una vida sin todo esto, no hay quien la resista.
Los perros cantan con sus ladridos.
No protestan por correaje.
Ya se van activando , mis cinco sentidos.