El amor me paraliza el estómago,
me da insomnio
La risa que me devuelve a mi niñez,
Me da cuentas del paso del tiempo
Sobre la plena mujer que soy, hoy
Me arrellano en el sofá
para escribir lo que me venga en ganas
Mi insoportable vecina, me tiene harta
Con su golpe de martillo
De Domingo en la mañana
Reclamarle es inútil
Cuando se tiene una vida tan fútil.
Para escribir, no es necesario ser complaciente
Usar, re usar y volver a usar
los puros sentimientos, hasta rehusarlos
Aunque puede suceder
que algún alma innoble, quede satisfecha
Que las palabras hoscas también tienen bellleza