Después los veo…
Porque mis sueños valen,
porque quiero darme la oportunidad de ser,
porqué la vida no es sólo tener,
porque de los que entran a la droga, pocos salen,
gracias, no quiero, paso,
no beberé de ese vaso...
tengo mejores cosas que hacer.
No voy a quemar mis cartuchos para nada,
quiero acertar en el blanco de la vida,
soportaré sin sedantes las heridas
(no voy a ser el primero en recibirlas),
aprenderé, mis sueños valen la pena,
no voy a hipotecarlos, mejor esperar
y trabajar para lograrlos.
Perdón, amigos, voy a dejarlos,
no me convienen sus compañías,
yo aspiro a algo más que la moda,
tengo razones, y son montones,
larga es la lista de mis valores,
amo a mis padres y los respeto
y, aunque imperfectos,
no es mi deseo el enojarlos
o disgustarlos, ellos me apoyan,
son mi respaldo.
Compañeros, compañeras, agradezco
que me hayan invitado a esta fiesta,
donde reina la alegría y la belleza,
y hasta ahora he consumido los refrescos
y bailado y comido, compartiendo
ese mundo juvenil en que vivimos.
Pero veo que ya empiezan los licores
a correr, y aún cosas peores
me proponen y presionan (pues me niego);
gracias, paso, así no quiero,
no beberé este vaso...
voy a dejarlos, después los veo.
No les niego que me duele que se burlen
pero espero que comprendan,
no comparto sus ideas...
¡tengo una hermosa vida que me espera!
Y sí, es corta, les acepto, pero más corta sería
con la droga, el tabaco,
alcoholismo o el Sida...
No voy a arruinar
por una noche de pretendido placer
y fáciles emociones
mis planes y mis ideales...
y de todas las razones,
la principal es:
¡porqué mis sueños valen!