La noche se hace presente
Y tu mirada me sonroja.
Pálida la luna esboza una sonrisa
Cómplice de nuestra picardía.
El viento me acerca a tus brazos
Que no se hacen esperar en una caricia.
Reboza el aire fresco de suspiros en romerías.
Sigue mas inquieta la noche
Esperando ver a la luna en su salida.
Nace en esta espera
El ronroneo de un alma querida.
La noche enmudece
silenciando miradas perdidas.
Cómplices de un nuevo querer
En soledad de la lejanía.
Tu mirada y la mía, se hacen una,
perdiendo la distancia
en un beso de cálida armonía.
No nos vimos, pero nos sentimos
como complemento en nuestro encuentro,
fue ese instante en que escuche un te quiero
extrañable pensamiento, que tu alma declamó
y yo con un solo suspiro correspondo a tu amor.
La luna cierra sus ojos, pero nos ilumina
y nosotros nos cegamos, por un instante nos cegamos,
que belleza entonces, aun recuerdo esa esquina.