Solo una noche y el silencio.
Estrellas pintadas en la oscuridad del cielo
iluminan sueños y alumbran las calles.
Ecos de siempre intentan llenar el vacío
en el que ahora no vive nadie.
Pero no hay luz que pueda dar vida
a la soledad de este corazón sombrío,
que anda vagando por los reinos de la nada
gritando a lo lejos el nombre de tu alma.
Hoy solo puede oírse mi llanto,
ese que se duerme velándote desde mi cama
y se despierta a la madrugada
intentando buscar desesperadamente
que entre caricias y besos,
se crucen nuestras miradas.
El viento se lleva los cristales de mis lloros
que vuelan por lo alto juntándose y separándose,
formando entre los acordes de tu risa
la tierna imagen de tu alma abrazando la mía.
No pensaba que los sentimientos
tuvieran la fuerza iracunda de la mar embravecida,
que fuera capaz de arrastrarme
adonde ya no existen olas,
para vivir eternamente en el viaje de un suave naufragio
gobernado por la calma de tu boca.
No pensaba que el amor tuviera un color
y que este no era como decían,
sino que era como tus ojos de un claro tono tierra,
que endulzaba aun más tu piel de blanca y cálida arena.
Pero hoy entre luces y colores de yertos sueños,
solo puedo ver una noche de melancólica pena y deseo,
y el silencio que supone amarte.