En los años juveniles enredado
divagando van mis pensamientos,
untado de recuerdos y ataviado
de vivencias memorables, muy intensos.
En la aurora de la tarde casi a la luna
de entre el cielo azul se la sacaba
tocándola inocente corriendo entre la puna
mientras las blancas ovejas yo pastaba.
Ésta mi voz que hoy explota
para ese entonces solo jugaba
a tener zapatos y dejar la ojota;
a ser profesional, yo lo soñaba.
Así es que un día deje la cuna
y me hice hombre en tan solo un solo día
y deje vivir placida a la luna
mientras el hombre de hoy yo me volvía.
Don Alejandro Montes