Tú llevas mis manos, tú llevas el ritmo,
la música esta en tu sonrisa de clavel,
me inundas con tus ojos como luceros
tan hermosos que me devoran el alma.
Guías mis pasos, y me mueves despacio,
me llevas en una ternura inmensa,
desatas en mí una llama que me quema,
y bailamos, no quiero que se acabe.
Seguimos bailando aunque la luna
aquella se fue, porque la lluvia de estrellas
de aquella habitación se quedaron
dentro de mí como un mar.
En mi corazón seguimos bailando,
como si nunca llegaras a regresar,
igual que si aun te pudiera respirar,
aun siento en mí tu calorÂ….