El bien y el mal anidan en lo que sentimos
caen por la angustia que espera por la muerte.
Nunca el porvenir tuvo dueño
los sueños bailan en la adolescencia
cuando las promesas se buscan en los pasillos.
pronto habitarán en el polvo de la memoria
engrandeciendo castillos de arena.
Adentro se esparce una llovizna de otoño que nos va deshaciendo,
pasan nuestras voces
pasan nuestros cuerpos
pasan nuestros actos
pasan nuestros sueños
que caen al desierto y se desangran,
su muerte nos hará dejar de sentirnos
cuando a lo lejos se va cerrado una puerta
y no hay quien pueda abrirla.
El desamparo comienza abrir el alma
te preguntas donde principiaron y terminaron
las voces, los cuerpos, los actos, los sueños
emprendiste rutas que te llevaron solo a las ansias
al monótono silbido de los días y sus atascos
irremediablemente en la ruina seremos nómadas de lo fuimos
pero tu imagen quedara intacta como un acto que nos salve,
las apariencias quedaran intactas para cubrir nuestros nombres
de las rutas, las escapatorias, los derrumbes, las palabras y los hechos.
Quizás cuando viejos la paz recorrerá nuestros cuerpos ya tan lejos.