Hemos vivido los sueños de otros
y nos hemos olvidado de los nuestros;
para obedecer a otros somos prestos,
y ponemos los nuestros en los mas lentos potros.
Cual diamantes construidos por el ingenio del hombre
hemos ido dando nuestros pasos,
aceptando que nos pongan cualquier nombre,
mirando sin sonrisa los ocasos.
Tratando de imitar a los que imitan,
dejamos de ser originales;
y así lo original nos quitan,
por tratar de ser iguales.
Valiente aquel que desde niño
es fiel a los sueños que ambiciona,
que cada día acaricia con cariño,
y no avienta la toalla entre la lona.
Autor: Bernardo Arzate