¿Cómo pueden atraer,
dos diminutas montañas?
con tanta fuerza y poder:
¡provocándome hasta hazañas!
Yo os escalo con mis ganas
esté dormido o despierto,
bellas colinas enanas:
¡oasis de este desierto!
En copas tan especiales
quiero elixir apurar,
que de las cosas triviales:
¡presto me puedan curar!
A una pequeña criatura
le brindaron el sustento,
a otra de más estatura:
¡le entregan divertimento!
Amo yo las prominencias
que conservan el origen,
y no ocultan sus carencias:
¡manteniendo el mástil virgen!
Velas que batís el aire
y me cortáis el aliento,
enseñándome el donaire:
¡como vivo monumento!
Sin tus definidas formas
qué monótono sería,
como las estepas yermas:
¡mi emoción perecería!
Vais siempre apuntando al frente,
igual que las recias naves;
parecéis hadas de Oriente:
¡cadenciosas y muy suaves!
Deseo que estéis liberadas,
desprovistas de ataduras;
que flotéis aligeradas:
¡en esas nobles alturas!
Porque encerráis el hechizo
que seduce y apasiona,
Gloria para quien os hizo:
¡del amor las anfitrionas!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino