Se llueve de estrellas el río
y descienden por la montaña, gruesas las nubes.
Puedo oler el perfume a hierbas brotando
y a la pampa hacerse húmeda con tu mirada.
Barres las migas que quedaron de ayer.
Tan distante.
Abstraído, te recuestas en la orilla de la tormenta
y despiertan tus pies despojados de llanto.
Luciérnagas, que alguna vez poblaron
de luces el cielo y de promesas los árboles,
hoy regresan.
Y se harán miel en tus labios.