cardenal

Despertar

En la oscuridad de la noche, compañía.
Amor, savia dormida, de una sutil gardenia.
Perfume encapsulado en tu piel, aroma de cien mil tierras.
Arrollaste mi mundo con tu titánica presencia,
Que tu voz me sabe a ausencia, lo sé.
Sutil canto de sirena en las playas de Baetulo, que me aturde los sentidos.
Que el tiempo ya no es tiempo. Cronos ha muerto ya.
Se deshace en nuestras manos como los relojes blandos de Dalí.
Que arrancamos un quejido a la noche, lo escucho.
Alaridos de locura fusionados con pasión, al ritmo de notas sutiles.
Despertamos a nuevos amaneceres, Enredados nuestros cuerpos, Pasionarias que trepan por el muro de la vida para buscar la luz.
Arranca a bocados mi soledad, devora mi tristeza, apodérate de mi espíritu, locura contenida.
Trasgos, Unicornios, hadas y duendes, venid al banquete, si los celos no os lo impiden.