Atravesando el cielo está, la rosa
celestial, que marchita espera,
al principito, que no regresa
de su viaje a través del universo.
Ella siente el tiempo que se revienta
al igual que rocas, que chocan en la
inmensidad del sueño eterno, al igual
que la furia entre David y Goliad.
Se fue a explorar el mundo.
A encontrar sus sueños, sus virtudes,
a encantarse y saciar toda su cordura,
a exprimir toda la ira que llevaba guardada.
Se apasiona, mientras sus raíces se mueven,
mientras su planeta viaja tras el rastro del principito,
al que no quiere dejar escapar.
-El la ama y ella lo ama.-
Ella Ama sus manos lastimadas,
Y el ama su tallo sin espinas.