Es pequeño en el bajío
y grandioso en superficie,
con sus aires remolinos
y en el alma cicatrices;
con la yunta y el arado,
con veredas y caminos...
de ciudad tan alejado.
Es verde en el veranillo
y amarillo en el otoño:
¡Hermoso peral en flor...!
Con empalme sus caminos
y sus cañedos de antaño;
en sus ojos la nostalgia,
sus colinas con rebaños.
La añoranza me acompaña,
pero hoy quiero regresar
a ese pueblo venturoso,
tierra que vio caminar.