Cuando escucho tu aullido desafiar mil lunas,
cuando siento tu cuerpo tensarse cual ballesta
y disparar su flecha al infinito,
creo que he nacido para amarte,
que todo el camino recorrido
era el sendero para llegar a ti
y arder unidos como dos cirios
en una sola llama.
.
Cuando mi lengua barre tus veredas,
cuando mis manos templan tus colinas,
me siento peregrino buscando a dios,
entregado al bautismo de tus aguas de vida.
Quiero morder tu colmena hasta exprimirla
y regalarme sus mieles y jaleas
hasta libar de tu pistilo esas gotas de divina ambrosia
que dios solo concede a los infieles.
Quiero deshojar tu margarita,
lamer tu corola, morder tus racimos,
acariciar tu lirio, dejarme engullir por tu dionaea
y desangrar mi amor entre tus simas abisales,
verter en tu sangre el legado de amor que día a día
la vida me regala para que lo haga tuyo.