Un hornerito juntaba
el barro para su nido,
bajo un aromo florido
tranquila yo lo miraba
como su barro llevaba
el hornerito en su pico,
para hacer un hogar chico
que enamore a su querida;
ella acepta la guarida
volando cual abanico.
Bajo ese aromo florido
soy vida en el horizonte
porque llega desde el norte
los rumores de aquel nido.
Intento callar el ruido
y seguir de observadora
de la fauna y de la flora
que me regala belleza
vistiendo con su grandeza
esta tierra que enamora.