Matemos la araña del tiempo,
Sin importar la muchedumbre,
Ignorando comentarios,
Y criticas inútiles.
Vamos a romper enigmas,
Destruyendo el tropel diario,
El Babel de los prejuicios,
Derritámoslo a gritos.
El rey tiempo se confunde,
Con nuestras ansias
De crear un derrumbe
A toda la monotonía.
Siento prisa,
De tomar tu mano,
Observando al viento
Que ondula tu cabello.
El reloj es fuerte,
Pero nosotros somos más,
Feroces y explosivos con calma,
Nuestros sentidos lo detienen.
En la alborada,
Las miradas nos funden,
Ya no hay tiempo que lo complique,
Somos eternos en el mundo.
La premura se esfuma,
El amor nos inunda,
El sonido se disipa,
Ya no hay dolor
En nuestra armonía.
Ya no hay días,
Solo alegrías,
Miles de estrellas,
Tiemblan al mirar,
Nos admiran
Con respeto
Como a la luna
llena de felicidad.
Ya somos perpetuos,
Viviendo en fragmentos,
Con frecuencia vibramos,
En cada lugar juntos,
Los vivos y los muertos,
Se asombran de nuestros encuentros.
Al fin se fue el tiempo,
Que dictaba sus momentos,
No hay leyes que nos guíen,
Solo los instintos,
Del amor que coleccionamos,
Al vernos por dentro tanto.