No pretendas ser cazadora,
puedes ser cazada y destrozada,
pues la fiera aunque domada,
dormida, sigue siendo fiera.
Permíteme seguir siendo decente,
preserva la honradez y el respeto,
quiero que el animal que mora en mí
siga dormido para siempre.
No soy más que un hombre fugitivo…
pusilánime… temeroso,
podría hacer lo que me pides
pero tengo el corazón enamorado.
No conviertas una casa distinguida,
consagrada a vates de palabras primorosas,
en conventillo de lamentos y añagazas,
no lo hagas por mí, hazlo por ti y por los demás.
Con esto quiero dar por terminado
cualquier vocablo mal interpretado
por eso te suplico amablemente…
¡Permíteme seguir siendo decente!
Delalma
Viernes, 09 de abril de 2010