Si las distancias las pudiera desaparecer
y quitarle al tiempo los segundos,
podría caminar hacia a ti con los ojos
vendados, guiado por el susurro de tu voz.
Estiraría mis brazos para fundirme con tu piel,
aferrado a tu ser le robaría a las flores su belleza
para plasmarlas en ti hermosa princesa
con el pincel de mis dedos dibujando en cada parte de ti.
Intente buscarte en la oscuridad profunda de esta noche
sin correr con suerte alguna, le grite
al viento tu nombre, y este se diluyó
entre las voces dormidas de una ciudad desolada.
Pero no era necesario retar a la locura
si estabas aquí en cada uno de mis pensamientos
materializados como el mayor anhelo
de tenerte frente a mi preciosa mía.