Relato 10
Tú lengua y tus labios tocaban las puertas de nuestra exaltación, cada que llegaba con sus sueños rotos, su piel de fuego, evadiendo soledades, con la mirada lasciva, con sus tristezas, con fracasos, y su pudor desvistiendo su cuerpo...
La recuerdo bien; tanta blanqueza en su piel, tantas galaxias en sus senos, es su espalda, en su cadera frenética, en su cuello delgado...
Llegaba a mi, agonizando su pereza, deseando perderse entre su mar y mi remo, ella sólo buscaba quien con placer le borrara las huellas de sus ayeres y fracasos, yo, sólo encontraba en ella el deseo de tener un cuerpo mientras con sus besos me olvidara de las pasiones pasadas, del ser que me daba el placer...
así de cortos son sus ayeres...