Hay en tus palabras el sonido suave,
y tus manos se sienten como el algodón;
hay en tus palabras el cantar del ave,
pero también hay algo en tu corazón.
Tu trato es tierno como del árbol la hoja,
y frágil como la hierba que brota de la tierra;
tanto así que te vuelves paradoja,
por lo que tu corazón encierra.
Eres valiente, tú, mi compañera;
eres valiente sí, cual amazona;
y aunque siempre estás pacífica por fuera...
tienes el corazón... de una leona.
Autor:Bernardo Arzate