Con un beso inédito
busqué en tus ojos la noche.
Con esa inconstancia, esa alegría
de mi mente monstruosa.
Era una mano sin luz
mi lenguaje comprimido
sobre tu líquida arena.
El muelle de tu cabellera
olía a polvo y a cansancio.
Pensar en algo lejano
-una calle, una puerta,
una sombra de mi infancia
o el rumor de una llovizna-
no me hace poeta:
busqué en tus ojos la noche
para enterrar la poesía.