ENTRAS a mi vida como la ola furiosa
que arremete contra la playa indefensa:
OH visión infernal que despierta en mis adentros
deseos oscuros y salvajes. Oh mujer perfecta,
manual de la perdición misma, un frío atroz
se trepa por entre mi alma mientras me miras
y te empeñas en hablarme con tu voz, metal asesino
y silencioso que me desangra las horas.
Adelante arpía, rosa envenenada,
flecha apuntando hacia el centro mismo de mi seguridad,
regocíjate con el dolor de este corazón mió,
saborea la sangre derrotada que me circula.
Oh manantial de angustia, belleza demoníaca:
bella tú eres. Como sobrevivir a esas llamas infernales
y eternas que hay en tus ojos ?
Te suplico roses con tus labios, tu divinidad de la soledad,
tu peligroso mar en calma, mi cuerpo injustamente condenado
a tu destino. Te ruego una caricia capaz de acabarme la vida.
Amor impenetrable, conjura del mal mismo:
este horror de sentirme de ti necesitado me esta calcinando el cuerpo.
Mi esperanza frente a ti es como una suplica vaga,
ignorada, ausente. Cuanta belleza se refleja en ti.
Oh ninfa suprema del desamor, castigo de la lujuria
me abres heridas a lo largo de la piel con tus manos.
Como ha de envenenar la saliva en tu boca.
Oh razón de mi pena, única Diosa de la religión que profeso:
Santo Grial, Isis Suprema, hija de Venus
¿Estas satisfecha?
Ámame, Mírame:
el fin cerca de ti.
Mujer.