Entre lagrimas rotas,
se hace escuchar melodia funesta,
y al observar su rostro
de melancolia y pena.
En el bosque encontre un hombre,
tocando instrumento de forma agraciada,
pero aquellos acordes solo eran como su cara,
tan rota y desencajada.
Decia que era camionero,
y que partia con la luz del alba,
no sabiendo su destino
ni si la muerte lo amparaba.
Era un bosque muy frio,
y entre llantos se encontraba,
pedia al cielo sosiego
y libertad para su alma.
Se despidio con un adios,
siempre mirando al suelo,
nunca pude ver sus ojos,
diciendo que eran tan puros como el cielo.