He conocido un negro
de sentimientos blancos
era un nuevo peligro
paseándose entre los bancos
Usaba sombrero gacho
cubriéndose con la charlina
la cabeza entre los cachos
mientras llueve la neblina.
Por compañero tenía
a un blanco presente
que era su compañía
en lo que ahora intenten.
Al entrar o salir
miraba con sumo recato
así hacía cubrir
los regalos por encargo.
Dos metralletas llevaban
bajo sus capas vestidas
en nada respetaban
lo que fueran otras vidas.
Y empezó la balacera
el dinero lo valía
para una vida certera
el trabajo lo pedía.
No miraban a la gente
niños ancianos habían
no importaban penitentes
como estorbos los veían.
Para poder despistar
a un templo refugiados
no se pusieron a rezar
solo a contar lo ganado