La primera vez que la vi
fue algo sumamente intenso;
un escalofrío recorrió mi cuerpo
y su mirada me atravesó por completo.
Esa mirada tan brillante,
que acompañaba esa noche a la Luna;
en ese momento paso una locura,
me acerque... peligrosamente a su boca.
A solo unos centímetros de besarla,
me detuve para mirarla;
respire profundamente...
y un suspiro ella soltó.
No pare de mirarla,
de mi no se alejó,
nuestras respiraciones se mezclaron;
y nuestros labios chocaron.
Hubo una guerra entre nuestras bocas,
una de esas que no queremos que se termine
de esas en las que luchamos y no ganamos;
pero tampoco nada perdemos.
Cuando me aleje para mirarla,
salte de la cama, mire a todos lados,
ella ya no estaba, fue solo un sueño...
un sueño con una hermosa dama.