Paulina

Un paseo por esta travesía

Un paseo por esta travesía


Como un día común y corriente, sin saber que me esperaría un destino sonriente,

empezó esta travesía, la mía, la tuya, o mejor dicho, la nuestra.

Una travesía que inició como por arte de magia,

en ráfagas de segundos, de un momento a otro,

supongo que el destino es así,

sin avisar toca a la puerta y se planta frente a ti.

No sabiendo aún que a esa cosa a la que llaman destino eras tú,

y que dentro de ti venía una etiqueta

en la que estaba escrita una especie de pos data que decía \"destino\",

abrí la puerta y te dejé entrar, al principio algo sigilosa,

y en poco tiempo ya como alguien por quien sentía alegría de tener en mis días.


En esta vida existen formas diversas de encontrar el amor,

cada caso es distinto, y el mío algo peculiar,

distinto al más común de las formas de encontrar el amor,

o mejor dicho, a esa persona que terminarás amando como a nadie más.

Supongo que como casi nunca me ha gustado lo ordinario,

me parece más hermosa aún nuestra historia y la forma en que lo conocí...

Pues nuestra travesía inicia así,

un caso atípico de conocer a tu amor,

y aún así mantenerlo tan puro y genuino como al comienzo,

reinventarse formas de amar, de acariciarse, abrazarse.

Nuestro amor nació desde la distancia física, más no la sentimental y emocional,

y con los días, de a poco iba creciendo con cierta intensidad,

tanto, que me parecía algo asombroso y hasta desconcertante mi manera de amarle.

Con él, en esta travesía he aprendido muchas cosas:

He aprendido a decirle \"te amo\" a veces cuando sólo lo miro,

he aprendido que no es necesario una caricia para que se desborde el amor que hay dentro de ti,

sino que sólo basta unas palabras inocentes,

desprevenidas, o pequeñas pero significativas acciones

que desatan ese deseo incontrolable de amarlo.

He aprendido que la distancia puede impedir muchas cosas,

pero jamás impedirá a dos personas unidas por sus almas,

sentir ese amor y esa convicción con la que se aman...

Jamás impide un sentir, jamás me ha impedido seguir eligiéndolo día a día.

Aprendí que una llamada telefónica de larga distancia de sólo 5 min,

me bastaban para ganarme un día entero de sonrisas y pensamientos agradables,

bastaban para sonrojarme, para alegrarme y pensar todo el día en él.

Aprendí que nadie elige cómo amar.

Que las cosas se dan por sí solas,

y que no hay nada mejor que esa camaradería de dos personas que se aman.

He aprendido también, que la distancia no es excusa

para estar muy pendiente y presente en cada momento de la vida de esa persona.

Que incluso la mejor compañía puede durar sólo unos minutos,

y que hay horas largas de compañía que no se comparan con el tiempo,

por muy corto que sea, en las que puedo estar con él.

Por lo tanto, no es cosa de tiempo, sino de la calidad y conexión,

como cuando estoy con mi amor.

En cada uno de los días de esta hermosa travesía a su lado,

he amado lo feliz que me siento,

la seguridad que me da, la calidez en la que me envuelve,

la forma en la que me protege, su sonrisa cuando me mira, como fija sus ojos en mí,

como si olvidara todo el mundo que existe a su alrededor.

Amo lo que me transmite, amo su ser, su alma,

el tiempo que me dedica,

y cada cosa que reinventa para hacer esto funcionar a nuestra manera,

en estas circunstancias, la de la distancia.

Hoy, a más de un año de iniciada esta travesía,

tengo muchos recuerdos, anécdotas, momentos de compañía con él,

risas, charlas de horas, los libros que hemos leído juntos, las películas que compartimos,

las noches de desvelo mientras hablamos por teléfono,

los días en que he podido oírlo dormir mientras es muy tarde en la noche y el cansancio lo vence...

Todos y cada uno de esos momentos que componen esta travesía: la nuestra,

no las cambiaría, con sus buenos y malos momentos,

ya que cada una de esas cosas, y aún muchas más,

son las que me llevan a aprender algo de él y elegirlo todos los días de mi vida.

 

-Paulina