Ojos marrones.
Profundo desierto de lágrimas
donde el viento mece pequeños
granitos de arena,
exuberantes campos castellanos
dorados por los largos paseos
del alto astro,
cielo de un nuevo atardecer
cada día de cálido otoño,
tierras ávidas donde duermen
mis callados secretos.
En tus ojos veo caer las hojas
de los árboles,
que bailan entre susurros
de una leve y perenne brisa,
efímera melodía cantada
por los pájaros de mi alma.
En ti las rosas florecen
entre sueños de esperanza y de vida,
pasiones de rojo creciente
van apareciendo en mí
como la Luna en la noche
y tus ojos son dos constelaciones
que a su alrededor unen sus bocetos
y enlazan nuestros corazones.
Con tu mirada siembras deseo
en las cosechas de mis versos,
que transformo en palabras
cargadas de anhelo,
con las letras de tu nombre.
Y en tus ojos veo tiritar las nubes
cuando el Sol emerge tras las cumbres,
color de pálido oscuro,
brillante fuerza de cristalino reflejo.
Ojos marrones fruto de la ilusión
de mi alma,
ojos tan allegados al alma mía,
entre suspiros os recuerdo
y os guardo en mi poesía.