Debo confesar
que poseo impulsos
extremos.
Impulsos con determinadas
partes del cuerpo de
una mujer.
Atrevo a decir
que son un poco
perversos y oscuros.
La negación de
ese asalto animal,
sería: una total
hipocresía introspectiva.
Totalmente negaría
mis mas íntimas
pasiones.
Lo que me hace
hombre carnal,
hombre disfrutante
del cuerpo y de la
creación mental.
Sin limitaciones
morales o religiosas.
El vivaz goce
de mi éxtasis
humano.
Hay mujer...
La arquitectura de
tus senos me lleva
al océano de la
psicosis, al mar
de los pecados
deseables, al infierno
del castigo
(justificado).
Cada vez que te
veo en las esquinas
de las calles disturbias;
en el bus
intransigente
en la plaza de los
amantes y desamantados,
solitarios.
En la cera sucia y
transitada de vidas,
allí donde el cosmos
juego a los
paralelismos.
Es allí mujer
que un estado
de delirio invade
mi alma y
desordena mi
espíritu.
Mujer, mujerera, mujeres, mujerones.
Que excitantes labios resaltas.
Tiendo a decir que si
el hombre construyera
carreteras inspiradas
en tu boca, ninguno
pudiera salir vivo
de tan peligrosas
curvas.
Creo que...
Llegare a la locura.
Noches de insomnio
recordando tu esencia,
tu impactante imagen
en la sensibilidad
de mi entendimiento.
Tu distancia cuántica
me dice la
imposibilidad
del acto.
Tu trato la
indiferencia
química de
nuestro desorden
molecular.
Esa...
Entropía
insuperable.
Wiston Llovera