Esteban Mario Couceyro

Despedida

Te fuiste, dejando una lágrima en mi mano

tan pequeña y brillante

como los distantes soles de la noche.

 

A los pocos pasos volviste los ojos

en vuelo de cabellos

para verme por última vez

y un cielo se abrió en ellos.

 

Explotó el universo en mi pecho

y mis manos vacías, se perdieron

huyendo, sin poder ir a tu encuentro.

 

El viento en una ráfaga

nos separó entre hojarasca fantasmal

mientras intentaba decir, sin poder

que te amaba y no podría

que la vida…, no sería

que no te fueras

que no me dejaras.

 

El viento, el mismo de hace tanto

seca mis ojos

en este mismo lugar

donde recuerdo

esa lágrima, que dejaste en mi mano

pequeña y brillante

como esos soles distantes en la noche.