Soy más que un rostro efímero,
más que curvas en un cuerpo,
más que capas de adorno.
Soy una voz suave,
un respiro tierno,
un sol reflejado en la mirada.
Soy las arrugas escondidas,
la risa salvaje de la garganta,
las manchas blancas en el cabello.
Miro toda esa piel que me rodea,
la forma extraña en que caminan,
su forma precisa de engañar.
Este mundo de plástico,
que alaba la belleza mentirosa,
que adora con los ojos vendados,
que imita automáticamente.
Ese mundo me asfixió
al apuntar con su dedo
que no soy nacida del plástico,
sólo un simple ser.