En puertos de cabellos grises
batallas antiguas reclaman un cuerpo
para levantar aquella alegría de acero,
sin nombre volver a la juventud
para reandar los caminos idos
donde caminan años errantes
sobre los puentes del tiempo.
Las tempestades tejieron un rostro de lirios
y un brote se anegó de invierno.
Juventud que se llevó en sus brazos mi quimera
que para sobrevivir hoy la vejez reclama.
No quedan albas,
en esta tarde de arrugas
territorio previsto para la sed y la nada
manos sin manchas
sobre la extensión de calendarios
no volverá la candidez a besar tus párpados
tus ojos se harán de vidrio
tus huellas padecerán del vértigo
con la cuenta de los días
vencido para siempre, mirarás tu cosecha.