TRANSICIÓN A LO OSCURO
Las manos rotas, infértiles de hacer;
las amapolas fecundas.
Los sueños soñados
se durmieron en la ronda,
se postraron al atardecer.
Los pies se descalzaron del andar
y las fuerzas se derritieron en cáliz de chocolate,
los ojos en sus ánforas desvanecieron sus miradas
no quieren mirar,
las penas llegaron atadas
se liaron como acicate
para dejar violada al alma
tirada, sobre el césped oscuro.
Es su bregar hirsuto, hiriente, limbo puro,
bofetada de olor y hielo de catacumbas,
asomando sus garras arañando el aire
abriéndose entre el miedo y las tumbas
que arrollan, que violento es su desaire.
Y el alma y la vida enjutas se quejan
divisándose perplejas
que una de otra, se alejan, se alejan.
Lebusla
Derechos reservados