No podrá la hiel de tu alma
salpicar mi vuelo.
No podrá tu despojado pecho
con la plenitud de mi esencia.
No pondrás barrotes a mis pensamientos.
No podrá la vileza de tus actos
amilanar mi espíaritu encendido.
No podrá tu pluma de verdugo
ordenar que cesen mis reclamos.
No pondrás mordazas a mi voz.
No podrá la torpeza del mediocre
con la luz del que piensa
con el vigor del que lucha
con la entereza del justo.
No pondrás mortaja a mi dignidad.
No podrá el poder de tu soberbia
coserle parches a esta realidad.
No podrás tapar con represiones
la desnudez que intentas ocultar.
No pondrás bozales a mi verdad.
No podrá tu misil de tirano
derribar fortaleza de hermanos
ni romper el escudo acerado
de este pueblo que hoy te condena.
No podrás
No podrás
No podrás
colocar tu cepo
a mi libertad.