Disgustado de mí,fastidiado de todos
atareado de los vaivenes diarios,
apresurado por estar en mi habitación y descansar.
Me encuentro justo a mi espera,
enfrente de la puerta de mi apartamento,
a uno de mis grandes amores
la cual no veía muchos años atrás.
Esbelta, alta, de cabello y ojos cobrizos
con un vestido violeta ceñido a su tierno cuerpo;
me traen de vuelta aquellas imágenes del pasado
que no quería recordar.
y ahí, perplejo por tan repentina aparición
siento como, sin dejarme hablar,
me atrapa con sus largos y cándidos besos
que en algún momento deseaba fervientemente.
Y yo, sin interrumpirla, abro la puerta,
a la que sería en definitivas
la última vez que la vería.
Le quite el traje, acerque su cuerpo desnudo junto al mío,
y bajo la mirada de Venus, Hathor ,Kamadeva, u otro dios
a que estos temas conciernen;
caímos bajo las pasiones carnales guardadas.
Y ya, consumidos nuestros cuerpos
en las delicias del amor y llegado el alba;
era tiempo para que se marchara a los brazos
de su futuro esposo y dejara como lo hizo muchos años atrás,
mi alma, mi corazón y mi habitación, desolados.